El aborto espontáneo consiste en la pérdida espontánea del embarazo antes de que se cumpla la vigésima semana de gestación, lo que puede causar dolor físico y emocional.
Por lo general la causa más común es que el feto no se desarrolla normalmente, y por lo tanto ocurre una pérdida del embarazo.
Alrededor del 50% de los abortos espontáneos están relacionados con anomalías cromosómicas, lo cual puede ocasionar embarazo anembrionado (cuando no se forma ningún embrión), muerte fetal intrauterina (se forma un embrión, pero deja de desarrollarse y muere), embarazo molar y embarazo molar parcial (es un crecimiento anormal de la placenta donde no ocurre desarrollo fetal).
Además de esto existen ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir de un aborto espontáneo como:
Algunas mujeres pueden llegar a presentar infección uterina, también llamada aborto séptico.
Por lo general se realiza un diagnóstico médico a través de los síntomas que se presentan como eliminación de fluidos, sangre o tejido por la vagina, así como dolor en el estómago o la zona lumbar.
Por desgracia, cuando se desencadena el aborto espontáneo no existen
tratamiento para detenerlo. Aunque se pueden usar procedimientos como la
dilatación y legrado para evitar mayores complicaciones. Asimismo, el apoyo
emocional es importante por lo que es recomendable asistir a grupos de apoyo y
terapia.
En caso de que se presenten síntomas de un aborto espontáneo lo más recomendable es acudir a un centro médico de inmediato.
Además de esto, luego de la pérdida del embarazo es recomendable el apoyo emocional a la paciente.
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